martes, 11 de diciembre de 2012

De Palomas y Campeche


Por: Heriberto Castro









Se llama Sota... con paso lento pero seguro, una jicotea de considerable tamaño y aún sin nombre, recorría las calles de Villa Palmeras en búsqueda de un oasis. Era de mañana y el tráfico, nada liviano. En la zona, una rescatista presta a salir a una gestión se topa con la extraña forma cruzando la calle en su dirección. El tráfico detenido ante su lento paso, ella mira la jicotea paralizada ante el desconocimiento de la especie. Repentinamente, uno de los conductores detenidos sale del auto y toma a Sota por sorpresa al igual que a los que observaban en la calle. El conductor la lleva a las proximidades de la casa de la rescatista quién en clamor y asombro exclama... “¿Pero qué haces? ¡Esa jicotea no es mía!” El conductor calmadamente le expresa: “Sí señora, pero ¡iba para su casa!” El conductor se monta en su auto aliviando a los conductores que se encontraban ya en un tapón mientras que la átonita rescatista comenta a los vecinos... “y ahora ¿qué hago?” Unos de los vecinos comenta... “Bueno señora, esa jicotea viene por toda la calle preguntando donde es el arca de Noé y creo que alguien señaló para su casa”. Y es que la rescatista tenía en áquel entonces 14 gatos operados y en lista para adopción. Sin ver opciones en su camino, la rescatista adoptó la nueva especie la cuál fue acogida con agrado por los felinos que observaban desde el balcón y una que otra ventana. 




Esta historia de hace dos años junto a varias otras sembró el conocimiento en mí que son los animales quienes nos escogen, somos meros vehículos para alguna enseñanza. Así lo fue Tiny... una sata de hace años que un día se apareció en el portón de mi casa y a quién al verla simplemente le dije... “vete para tu casa que te ves bien cuidada”. Ella se fue solo para regresar al otro día y encontrar que de algún modo inexplicable había entrado por entre las rejas y ahora se encontraba dentro de mi propiedad. Luego me enteré que su dueña era una anciana que había muerto de cáncer dejándome sin alternativas. Tiny pasó a ser elemento de enseñanza no tan solo para mí... tocó la vida de muchos y hasta ganó un premio en competencia... claro, competencia de satos pues aún hay división de clases entre razas gracias al factor humano. Grandes enseñanzas trajo también Canela, Pandy, Chiquita, Luna y Brando. Todos pasaron a mejor vida dejando una estela de conocimiento, sensibilidades y desarrollo adquirido a través de sus existencias.


Rescatada de meses, Luna aprendió "comandos" con solo hacer
simples gestos. El más sorprendente... un día le dije brinca, me
miró a lo lejos, corrió y brincó. En adelante, fue rutina a antojo.
Y si acariciamos el concepto de que los sabios son los gatos y los perros, tengo par de historias de periquitos y gallos siendo la más reciente la de Pelucha, una gallina que en mi caminar por el Condado salió corriendo del otro lado de la calle para caminar junto a mí y mostarme sus heridas aparentemente de alguna especie canina. Hoy día Pelucha vive en un apartamento de Isla Verde y dicen que es una gran mascota.






(Circunstancias de su partida fueron muy triste al no tener la

oportunidad de despedidas y no saber donde están sus restos.)


Mientras algunos humanos vienen al mundo a traer cambios en maneras de pensar, es mi opinión que todos los animales son agentes de cambios que conducen a abandonar viejas formas de razonar y conducirnos. Nos ayudan a trabajar con el dolor, sufrimiento, ignorancia y hasta los miedos. Algunos pagan con sus vidas estas enseñanzas... y eso es para mi angelical.


Maicera en "Danza Pájaros"
Es comprensible entonces que cuando me enteré que Hincapié haría una coreografía donde las palomas de la Plaza de Armas serían parte del cuerpo de baile, para mí tuviese un particular interés. Danza Pájaros fue una improvisación dirigida por Petra Bravo quién creó el concepto como parte de las actividades de la Campechada celebrada entre el 12 y 14 de octubre en el Viejo San Juan. Dedicada la actividad de este año al pintor Francisco Oller, Hincapié se lanzó a montar este reto basado en la pintura del Maestro “Paisaje de la Finca del Guaraguao” (barrio de Caguas).



Pero las palomas tenían una enseñanza para mí....
Teniendo una semana cargada de elementos estresantes, llegó el esperado sábado. Me presenté a la Plaza de Armas lleno de emoción creyéndo que había llegado media hora antes cuando me entero que la coreografía ya había pasado... había llegado ¡media hora después!! Enterado de que había confundido el horario... la tristeza sacudió mi cuerpo mientras oía comentarios a diestra y siniestra de lo espectacular que había sido Danza Pájaros. De repente mi existencia en ese lugar parecía no tener sentido. Encontrándome con la propia Petra Bravo, creo que mi rostro me delató... “no te preocupes, se repite mañana a las cinco” dijo la experimentada coreógrafa.

De ahí en adelante, mi alma deambuló entre eventos los cuales perdían significado ante lo ocurrido. En el mar de los porques intenté la instrospección esperando que el próximo día compensara la desilusión con mi propio espirítu. Recogí lo que quedaba de mí y me dirigí al Cuartel de Ballajá en búsqueda del olvido.

Pero es que la vida tiene maneras de hacerte llegar a la enseñanza... donde quiera que me paraba escuchaba algún comentario sobre Danza Pájaros.

Beatriz Irizarry de paloma en DanzaPájaros.
Llegando al cuartel, había un grupo en una esquina describiendo a un “pana” la coreografía de Petra Bravo. No pudiendo resistir la curiosidad, me dirigí al grupo y pregunté lo que allí pasó. “Mano, fue una cosa indescriptible, todavía no sé por qué lloré... ¡y la gente se abrazaban sin saber por qué!” exclamó uno del grupo. Otro manifestó su asombro cuando vió dos palomas bailar al lado del dúo de Beatriz Irizarry con Norberto Collazo. En una profunda exhalación, mi mente se calmó ante la esperanza que se repetiría el domingo.

Y llegó el domingo...
(repito: la vida tiene maneras de hacerte llegar a la enseñanza...)

No permitiría la perdida de la función. En esta ocasión salí y llegué temprano. Una inmensa paz se apoderaba de mi interior mientras buscaba donde sentarme para aprovechar al máximo la interacción de las especies. Vi donde se colocaban las palomas al borde de la alcaldía Sanjuanera y pensando en la posibilidad de la espectacular foto, me coloqué mirando hacia la alcaldía. Pasaban los minutos y las expectativas crecian con cada latido... En esta ocasión, la función sería a las cinco de la tarde, una hora más tarde que el día anterior. El calor abandonaba la plaza y el fresco de la sombra anunciaba la cercanía de la navidad. Escucho por comentarios que para algunos presentes esta sería su segunda ocasión a la experiencia. Observo que la mayoría del público se ha colocado de espalda a la alcaldía y entro en pánico... quizás no estoy en la mejor posición. Pero ya era tarde para cambiar de posición ante el abarrotamiento del público. Confié en las fuerzas supremas que tenían pleno conocimiento de lo que yo esperaba.


Posicionado en la parte posterior de la coreografía "frontal" de Danza Pájaros.  foto: © Ricardo Alcaraz

Ujieres en blanco comienzan a barrer el área de la plaza despejando su zona central donde ejecutarán la danza. Sonidos amorfos de ollas y calderos dan comienzo a la creatividad. La instalación representativa de una cocina de campo (basado en bodegón de F. Oller) da pie a la interacción de dos personajes (Laura Martín y Brenda Lee Morales) en su quehacer de la “finca del Barrio Guaraguao”. Los estruendosos sonidos de los calderos (móvil) dan fe de la agitada tarea que les atañe. Cinco maiceras (movedoras de palomas) entran a escena y en un aparente esculpir, dan vida a los personajes que representarán las palomas.


Función del Sábado:
(Entrando en el misterio y sus maneras de hacerte ver)

Ante el maíz tirado por las maiceras de forma discreta, las palomas comienzan su descenso desde la casa alcaldía ante el aplauso del público. Los bailarines en representación de palomas, se dirigen a husmear entre los músicos dejándole la plaza a las verdaderas aves. Entran nuevamente los bailarines a escena provocando el vuelo de las palomas que comían. Ante la interacción con las maiceras, los bailarines comienzan en desplazamientos semejando la conducta de las palomas acompañado de sonidos alusivos ingeniados por el talento musical de Lizbeth Román y sus colegas.





Las palomas humanas (bailarines) interactuán, entran en descanso, despiertan, husmeán, se reagrupan y vuelven a descansar mientras poco a poco las auténticas palomas comienzan nuevamente a bajar paseádose entre bailarines. La suave música de cuna se torna en un rugido instrumental provocando el movimiento dancístico mientras que las legítimas palomas levantan el vuelo en total acuerdo uniforme acompañado por la exclamación del público ante el coordinado visual entre palomas y bailarines.

Las impostoras aves (bailarines) ejecutan entre sí dinámicas sociales de la imitada especie mientras algunas auténticas paseaban entre las farsantes. A medida que los movimientos del bailarín se tornaban suave, más palomas bajaban al escenario interactivo ante el maíz colocado por las maiceras convirtiéndose el suelo en una alfombra pajarera. Se agrupan los impostores pájaros mientras la alfombra viviente alza su vuelo alrrededor de ellos y aplausos surgen espontáneamente de la audiencia.

Formaciones rectas y diagonales invaden el espacio, caracteristicas particulares de cada paloma representada se torna evidente tanto en movimientos como en su plumaje. Brincos y saltos en la plaza tornada palomar parecen coincidentes y a la vez, particulares de cada ave... paralelismo incuestionable cuando nos detenemos a observar desde un banco el movimiento de las palomas cuando estan agrupadas.




Descripciones de la pieza quedan cortas ante la sincronía de movimientos de Beatriz Irizarry y Norberto Collazo con la de dos palomas cercanas al dúo mientras estos simulaban el juego previo al aparamiento y el clímatico momento donde un extenso grupo de palomas se cruzaron de un lado al otro del improvisado escenario al filo del final coreográfico. Aplausos estallaron en euforia mientras una moderna interpretación de la pintura de Oller (de Marilis Pizarro) era llevada al centro.

(la enseñanza):
Sin embargo, lo arriba descrito no fue presenciado por mí. Tuve una variedad de testimonios y parte de un video que justificó comentarios y sentires. Yo llegué a tiempo pero a la función del domingo. Esta función en vez de las cuatro de la tarde, fue a las cinco. Algo de aparente insignificancia... una tontería, menudencia circunstancial. Sin importar advertencias y preocupaciones de los que montaron la pieza, La gerencia organizativa había decidido el horario del domingo y lo que el sábado fue a la luz del sol, el domingo ocurrió en sombras.

Y así como no podemos controlar la salida del sol ni su puesta, la sabiduría de la naturaleza dictó la hora del descanso para las palomas. Sin importar maíz tirado al suelo ni decepciones. Las palomas quedaron como estatuas mirando desde la barandilla de la alcaldía como unos danzadores se movían a lo lejos y un tumulto observaba y aplaudía. Así como hubo acuerdo de reinos el sábado, el domingo imperaba la naturaleza de cada cuál... quedando el recuerdo del pacto sabatino que algunos pudieron atestiguar.

Perplejo ante los hechos y la persistente búsqueda de los porques... fueron varios los días de pura aceptación con destellos de reflexión. El hecho es que nos movemos de una experiencia a otra desarrollando nuestra fuerza interior y hay teorías que dicen que cada experiencia tiene en su fondo la manifestación de una creencia aunque pensemos que lo que nos pasa es pura casualidad. Si tomo como cierto que soy responsable de cada experiencia manifestada, ¿qué pasó en Danza Pájaros? ¿Por qué me perdí un evento que esperé por una semana con tantos deseos? Esos pensamientos opuestos me llevan a reflexionar.

Pese a que el evento fue uno de carácter sencillo, había trascendido a mi conciencia de manera funesta. Re-evaluando lo que uno es, me preguntaba sobre la importancia del espacio de En La Punta del Pie y su función documentalista. Ante el enfrentamiento de ideas, mis acciones revelaban el conflicto pasando desapercibido ante mi conciencia. Pero las experiencias llegan para enseñar lo que uno piensa... sin haberme percatado, el encuentro de reinos en Danza Pájaros se manifestaba paralelo al confrontamiento de percepciones que padecía en aquel momento. Ante el conflicto que por poco pasa desapercibido y sin tener conciencia del momento, confundí el horario del sábado y me coloqué de manera errónea el domingo para la apreciación gráfica de la pieza. Así como Cristina Lugo y James Thomas bailaban dentro del arco de la estructura de la plaza simulando una pelea de pájaros en una jaula, mi mente luchaba por defender el valor del espacio de En La Punta del Pie.

Manifiesto que uno es lo que es ante el cúmulo de experiencias vividas, valorizando las mismas en el aprendizaje adquirido. El tiempo me ha enseñado que estoy donde debo estar y ese momento tiene su función que me lleva el ejercer lo que haya que hacer. Aceptar la importancia y el valor de este aspecto de mi vida ha tenido sus altas y bajas en el quehacer de En La Punta del Pie y lo abstracto que pueda ser el espacio cibernauta. El desarrollo del espacio ha sido desde una plataforma de humildad con la simple creencia de estar poniendo mi granito de arena en la historia de una pasión: la danza.

Pero la duda de mi empeño no me dejaba ver otra Danza de Pájaros…. la reinita que hace meses, entra todos los días por mi balcón a la misma hora... 11:30 de la mañana. El pájaro, con el pecho de color amarillo intenso, me mira y sin importar mi presencia, escudriña un rato los alrededores mientras canta. Su canto me centra….Si me muevo mucho, se va... si permanezco tranquilo, comparte el espacio en ocasiones hasta 7 minutos. Es un detente y deléitate en el presente.

Mientras hacia las anotaciones del enfrentamiento que provocó Danza Pájaros, la reinita me visitó tres veces... a las 10:52am, 11:37am y 12:30pm. Algunos pueden pensar que es mera casualidad... yo me temo que es una confirmación de mi propósito y de paso, un regalo.



Créditos de Danza Pájaros:

Dirección y concepto: Petra Bravo
Coreografía: Beatriz Irizarry, Norberto Collazo, Petra Bravo.
Pintura basada en obra de F.Oller: Marilis Pizarro
Maquillaje de palomas: Varones-Eliezer González / Feminas-Marili Pizarro
Bailarines: Cristina Lugo, Beatriz Irizarry, Norberto Collazo, Marilis Pizarro, Angel Rodríguez, Brian Vargas, James Thomas.
Maiceras: Laura Martínez, Brenda Morales, Michelle Marie Rodríguez, Virgin Ruiz, Giovanna Sosa.
Músicos: Lizbeth Román, Rafael Torres, Georgina Nifosi.
Instalación basado en Bodegón de Francisco Oller: Pepín Lugo
Video “You Tube” (parte de la pieza): José Luis León