lunes, 24 de junio de 2013

Entre el cuento y la vida... “El cuento de la Mujer del Mar”


Por: Heriberto Castro


























Schhhhutzzzz.... tac, tac, tac. Schhhhutzzzz.... tac,tac,tac... tac. El sonido de una navaja como parabrisas sobre un simulacro de espejo ensangrentado se apoderó del espacio, llamando la atención a un texto enunciado con una particular cadencia; texto que coexistía con el sonido rítmico de la hoja afilada contra un cristal. Como el tic tac del reloj... el transcurrir del tiempo y un texto que arrebató la Sala Experimental Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes de Santurce el pasado 14 de junio.


Resultado del laboratorio de creación escénica de la Casa Cruz de la Luna en el pueblo de San Germán, “El cuento de la Mujer del Mar” de Manuel Ramos Otero es un reto a nuestra sabiduría interior: viajar por el laberinto creado por el autor pone de relieve la pura ausencia de respuestas en el camino repleto de preguntas que provoca el viaje. La dirección escénica estuvo a cargo de Aravind Enrique Adyanthaya; su narrativa complementó perfectamente la ejecución de cinco magistralmente seleccionados actores (Eyerí Cruz, Jesús Miranda, Mickey Negrón, Rafael Pagán y José Enrique Rodríguez Arzola) quienes aportaron la riqueza de sus fisionomías y movimientos a los personajes que interpretaron. Visuales y movimientos repercutieron en una secuencia de eventos que entrelazaban lo visual y lo narrado, adentrándonos en la mente de los personajes de la obra y en los misterios de nuestros propias marañas mentales.



Describir lo que allí aconteció es tarea escabrosa ante el carácter multidimensional tanto
de la puesta en escena de Adyanthaya como de la obra escrita por Ramos Otero. Sin embargo, comenzaré por decir que los paralelismos de ambas propuestas se tornan evidentes en la utilización de toda una serie de recursos sensoriales y logran crear toda una atmósfera no tan sólo de entretenimiento, sino de planteamiento y reflexión, a la vez que despiertan el deseo ardiente de conocer la vida y obra de uno de escritores puertorriqueños más intensamente reflexivos, quien fuera exilado al mundo de lo desconocido dada la “persecución” homofóbica de su obra.



No intentaré entrar en el análisis del cuento; me limitaré a describir mi mirada a los aspectos visuales y al movimiento en y fuera de escena.






Esta puesta en escena tiene como comienzo la imagen perturbadora de la tortura, donde el parpadeo de las luces se añade como elemento que trastorna nuestra psiquis, pudiendo incluso provocar el deseo de levantarse y abandonar la sala por pura angustia y ansiedad. Ante lo improvisto del comienzo, el espectador ha de darse a la tarea de calmarse, respirar hondo, observar y rendirse al proceso--entregándose al momento presente. Es allí, desde lo profundo de nuestro esfuerzo que comenzamos a escuchar con detenimiento el texto narrado desde la memoria fiel del cuentista, personalizado por el propio director, Aravind Enrique Adyanthaya.

Es así como, desde la narrativa, nos adentramos en el detalle de los tatuajes del personaje, que sirve quizás como alivio de comedia, alejándonos de la memoria inconsciente que yace en nuestra conciencia colectiva. La escena presentada tiene muchos elementos que provocan el aflorar de imágenes que perturbaron al mundo en el 2004: las fotografías escalofriantes de torturas ocurridas en la prisión de Abu Ghraib en Irak.

Montaje/Edición: Ana Martínez

Temprano en la propuesta descubrimos el puro estímulo a nuestra imaginación de público al darnos cuenta de que cada cual puede estructurar los personajes internamente a medida que escucha el cuento, sin perder de vista la interpretación del colectivo Casa Cruz de la Luna… cuya construcción supera nuestro propio ingenio. A medida que la historia avanza, inflexiones en la voz del narrador añaden texturas que dirigen nuestra atención a veces hacia el texto y a veces hacia lo visual. Acariciamos la densidad de lo contado: los elementos sorpresivos visuales y la riqueza de la palabra (con todo y sus ambigüedades), añaden opulencia al movimiento.



La puesta en escena está llena de viñetas visuales ricas en contenido metafórico. Una de ellas es la exploración de la sexualidad y el sentido de identidad a través del “espejo” representado por un muñeco que imita los movimientos de uno de los personajes, hasta el momento en que el muñeco toma vida propia y confronta al mismo. Se escuche el texto narrado o no, el mensaje es diáfano y quedamos embelesados ante la propuesta y el uso efectivo del desnudo.





En ocasiones, la narrativa y los elementos visuales juegan con el tiempo, y la escena corresponde con la descripción de momentos ya pasados. En otras, todo parece ocurrir a la vez... el diálogo de los personajes toma dimensiones reflexivas, enriqueciendo el movimiento escénico y los momentos surrealistas del montaje.


El schhhhutzzzz.... tac, tac, tac de una navaja contra el cristal. El amante que llega... una habitación ensangrentada. La provocación del misterio de la agonía, el sentimiento del castigo auto-impuesto, la falta de compasión y el coraje dirigido contra nuestra propia identidad. Todo a la vez y a la vez nada en la mirada vacía en uno de los momentos más dramáticos personalizado por Mickey Negrón. Un acercamiento a su rostro a través del uso del video proyectado en una pantalla superior... colocando su rostro en neutro... mientras texturas líquidas representando sangre corren en el cristal y el texto acentúa el fatal incidente. El ritmo de la navaja, el ritmo de la voz del narrador... lo visual y auditivo conspiran para estremecer al espectador haciendo contrapunto entre la narrativa, la sangre que corre por el cristal (espejo) y el sonido de la navaja, al ritmo de las inflexiones cadenciosas del cuentista. La genialidad del momento.... puede ser descrito como el mejor “cine en vivo” que he presenciado. Los elementos cinemáticos de la obra se agudizan en esta escena: un rostro lleno de drama, la sencillez de la neutralidad de la mirada ante el abismo de la decisión y el encuentro de la muerte llamada. Sin conocimiento del mar de capacidades de Negrón, admito la impresión que me dejó un rostro que sin duda tiene el potencial de cine.
























La densidad del laboratorio escénico del “El cuento de la Mujer del Mar amerita toda la atención de la que somos capaces…la narrativa entrecruzada y la puesta en escena invitan a ser disfrutadas más de una vez, dada la multiplicidad de temas y símbolos, los espejos personificados, la dicotomía entre lo visual y auditivo... entre Nueva York y Puerto Rico... entre la sexualidad y la identidad política y de género. En un montaje rico en contenido y significado que cuenta con cinco actores del movimiento, un espacio sencillo y sin escenografías complejas, El cuento de la Mujer del Mar atrapa nuestra atención y despierta asociaciones del inconsciente a través del uso de símbolos, mientras entrelazamos eventos bajo la provocación de la incomodidad o la simple admiración visual.


16/06/13: Final improvisado de José Enrique Rodríguez Arzola quien hizo lectura del poemario "Invitación al polvo" (de Ramos Otero) y luego de empapar su cuerpo con pegamento, invitó al público a pegar las hojas del poemario en las paredes de los edificios cercanos en la Avenida Juan Ponce de León.




Al final.... los personajes invitan al público a salir de la sala para presenciar lo
14/06/13: Mickey Negrón improvisa reflexionando sobre los
disparates que cometemos en la vida subiendo la valla de
promociones frente al Centro de Bellas Artes. Es el público
quién sugiere como bajar del "disparate" cometido. (ver vídeo)
improvisado por cada cual. Mientras el texto continúa siendo narrado, algunos deciden quedarse a escuchar el final del cuento
que a su vez es representado en un vídeo de los personajes en el Viejo San Juan. La mayoría se movió al exterior. Como espectador, en un momento dado sentí que la pieza se desvanecía ante un público que se esparcía por la plazoleta del Centro de Bellas Artes (similitud con la vida de Manuel Ramos Otero... una vida rica que se fue desvaneciendo junto con el gran potencial desparramado...). Pero el cuento continúa y allí cada cual decidió su final en una improvisación de la vida misma: la interacción de los personajes en performance con el público nos trajo a la realidad, a lo vivido... y a la posibilidad de enfrentar nuestros propios monstruos.




La improvisación de Jesús Miranda sugiere una mirada desde la realidad aparte (16/06/13):




Mickey Negrón sale del "disparate"



Entrenamiento en técnicas de movimiento:
Entrenamiento en yoga y danza: Jesús Miranda
Muñeco y tocados: Deborah Hunt



Sombrero de cabezas de muñeca utilizado por Mickey Negrón en su improvisación sobre "el disparate" posibilita la metáfora de nuestros múltiples pensamientos o personalidades; todo lo que somos.







La presentación continúa el 28 y 29 de junio en el Teatro La Tea en el Clemente Soto Vélez Cultural and Educational Center de la ciudad de Nueva York (107 Suffolk) a las 4:00PM (smarttix.com).



lunes, 10 de junio de 2013

Conmovedor y sorpresivo el Romeo y Julieta


Por: Miriam Montes Mock













Interesante. ¡Estupendo! Para el gusto europeo. Diferente… Simbólico. ¡Qué intenso! Estos fueron algunos de los comentarios que se escucharon entre los asistentes al ballet Romeo y Julieta (concepto y coreografía de Gina Patterson) que presentó en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico la compañía de danza CoDa21, dirigido por la también bailarina Denisse Eliza.



El público puertorriqueño ha disfrutado otros conceptos coreográficos de Gina Patterson, quien ha logrado imprimir en los bailarines con los que trabaja una calidad interpretativa sobrecogedora, producto de la exploración interna del bailarín, del que hurga dentro de sí el sentimiento profundo, el gesto auténtico, la magnitud de la emoción. Su Romeo y Julieta tuvo el indudable acierto de conmover a la audiencia a través de esta historia de amores, pasiones y odios, mediante el lenguaje contemporáneo de su danza y la exploración poética de su representación.





Jesús Miranda (Lord Capulet), Denisse Eliza (Julieta), Rebeca Canchani (Lady Capulet) y Arleane López (Espíritu de Julieta).





























Si bien la interpretación poderosa que los bailarines imprimieron a sus personajes fue un logro estupendo, me pareció que la producción en su totalidad, esa combinación de concepto, coreografía, interpretación, plástica y elementos teatrales, fue capaz de transmitir las sensaciones que crean los poemas apasionados. Esa fue la impresión que experimenté cuando finalizó la función del sábado, a la que asistí: un sentimiento de asombro, de fascinación, de turbación. Como si la historia, capaz de arropar mis sentidos y mantenerme en vilo durante todo el espectáculo, me hubiese hundido en aguas profundas y, sin comprender del todo sus mareas y corrientes, me arrastraba, embelesada, atónita, por ratos confusa, a destinos sorprendentes. Y es que esta historia de siglos, original del célebre escritor William Shakespeare, trascendió la Italia renacentista, las casas de Montesco y Capuleto y las condiciones socioculturales de la época, para insuflarle actualidad y pertinencia a un público atemporal. En Julieta, pues, habita cualquier adolescente mimada y protegida por los suyos, que se enfrenta a las inquietantes emociones que despiertan el amor y el deseo. Los conflictos de entonces son los nuestros: el ansia de amar, el tormento de la incomprensión, las disputas de clase, el odio, la locura.


Masa Kolar interpreta La LOCURA en Romeo y Julieta

Las palabras de Gina Patterson Romeo suscritas en el programa (sí, ella advierte la coincidencia entre su apellido y las fuerzas del destino) nos invitan a sumergirnos en su interpretación metafísica de Romeo y Julieta, como si con su expresión literaria nos advirtiera los lenguajes metafóricos, el simbolismo de su escenografía, los fantasmas que habitan sus personajes. “¿Es el dolor el que nos conduce a la locura o es la locura la fuerza motriz? Dolor, rabia, suicidio e incluso el amor son todos impulsados por ella. ¿Cómo es la locura? Cualquiera puede ser preso de ella en cualquier momento… Las paredes de nuestra mente tienen recuerdos, fantasmas y premoniciones. Pueden proteger o prohibir. Cualquiera que sea la puerta que usted elija para entrar, la locura estará ahí para abrirla al otro lado…”










Kirk Henning y Denisse Eliza interpretan a Romeo y Julieta; coreografía G.Patterson
Este no es un Romeo y Julieta usual. Tampoco es uno de fácil comprensión. El espectador percibe los mundos psicológicos intricados a través del movimiento, del color, del gesto, de la utilería, de la proyección en vídeo, de las entradas escénicas, de la voz shakespeariana, del grito “¡Julieeetaaa!”. Capta el dolor, el odio, la hipocresía, la inocencia, la contienda. Patterson ha escogido comunicarnos su historia a la manera de los poetas: con la sugerencia del verbo. El público debe permutar la acción concreta por la exquisitez de la insinuación. En ese sentido, la audiencia tropieza con la construcción inusitada de un ballet que, lejos de hilvanarse con un lenguaje clásico y una historia en blanco y negro, transita por los vericuetos enigmáticos de la naturaleza humana y fragua una proyección simbólica. Así, la imposibilidad del amor entre los adolescentes se representa con dos rocas enormes que se agrietan, la batalla entre las familias que riñen es una danza, los espíritus de Julieta se desdoblan e interactúan, y la locura es un personaje de carne y hueso.






Una de las escenas más conmovedoras, a mi juicio, fue la muerte de Teobaldo, dramatizada por una capa roja atravesando el escenario y el grito desgarrador de Lady Capulet, interpretado convincentemente por Rebeca Canchani. No hay duda de que Canchani, quien ya ha probado su veteranía en los teatros y su excelente capacidad histriónica, conquistó a la audiencia con la intensidad de su caracterización.





Sara Lovett 



De otra parte, la ejecutoria vigorosa de la actriz y escritora Sara Lovett mientras recitaba en inglés fragmentos alusivos a la historia, interesante para algunos, resultó ser un ingrediente desatinado para un sector del público, no solamente debido a la dificultad para entender su alocución, sino por presentarse en un país hispanoparlante.










La LOCURA (Masa Kolar) arropa a Julieta (Denisse Eliza).
Hay un proceso creativo muy refinado, muy cuidadoso, muy hondo, detrás del Romeo y Julieta presentado por CoDa21, que ha sido capaz de integrar una variedad de elementos –alegóricos y reales- para ofrecernos una producción mágica, cautivante. Los bailarines, inmersos en sus personajes, lograron comunicar con fervor las particularidades de sus actuaciones. Denisse Eliza lució juvenil e ilusionada en el papel de Julieta aunque, en mi opinión, las escenas románticas pudieron trabajarse de manera más elocuente para beneficio del público que observaba a la distancia. No obstante, el protagonismo y la fuerza dramática de la historia representada por CoDa21 no descansó en el personaje de Julieta, como suele ocurrir en los ballets clásicos, sino en la encarnación de la locura, eje primordial a través del cual se suceden los hechos y las premoniciones de esta tragedia.
































Kirk Henning y Denisse Eliza como Romeo y Julieta junto
a Roberto López en el personaje del cura.



Participaron, además de Canchani y Eliza, el resto de la compañía de CoDa21, a saber, Jesús Miranda, Roberto López, Omar Nieves, Ana Victoria Fridman, Adriana Aybar Urrutia, Yamilette Padilla y, sustituyendo temporeramente a Vesna Lantigua, Arleane López. Los papeles de Romeo, Mercucio y el Conde de París estuvieron interpretados por los artistas invitados Kirk Henning, del Suzanne Farell Ballet; Chris Hannon, del James Sewell Ballet; y Maykel Acosta, egresado de la escuela cubana de ballet y quien goza de una trayectoria sobresaliente como primer bailarín clásico. Igualmente Masa Kolar, graduada en Bélgica y quien ha sobresalido como bailarina, profesora y coreógrafa de danza moderna, ejecutó el personaje de la locura de manera estupenda.












Rebeca Canchani en el personaje de Lady Capulet.


El diseño de vestuario, escenografía y concepto del filme estuvo a cargo de Jorge Gallardo, mientras que Gerónimo Mercado creó la proyección en vídeo que se transmitió al inicio de la función. CoDa21 disfruta el talento de Lourdes Gómez, graduada de la Escuela Nacional de Artes, en Cuba, como maestra y directora de ensayo de dicha compañía.






























Felicitamos a CoDa21 por un genial Romeo y Julieta que, por cierto, conviene 
presenciar más de una vez.