Norberto Collazo, Eloy Ortiz y Steven Rodríguez en "Sueños recurrentes" / foto: @Heriberto Castro |
Reconciliar la voz de
nuestros deseos interiores con la realidad que acarrea los tiempos
presentes parece ser un laberinto de desafíos. Pero cuando hemos
logrado una identidad, la confianza solo puede llevarnos de la mano
al éxito y al crecimiento. Y es que la presentación de Andanza
del pasado fin de semana en la Sala
Experimental del Centro de Bellas Artes de Santurce,
testimonió la riqueza de lenguaje a la hora de querer tocar una gama
de temas con el instrumento del cuerpo. La presentación fue
balanceada llevándonos desde la introspección, la risa y el llanto.
Steven Rodríguez en "Sueño recurrente" / foto:@HCastro |
El festival corpóreo
tiene su comienzo con el estreno de Eloy Ortíz, Sueños
recurrentes. Tres varones, tres cuerdas
suspendidas... desde la penumbra del escenario comienza una serie de
movimientos sugiriendo etapas, ideas y procesos. Las fuerzas que
protagonizan nuestra interacción con el mundo (de acuerdo a
Freud)... el id, el ego y superego parece interrelacionarse en una
serie de oscilaciones que muy bien podrían ser un paralelismo con
nuestros propia marcha de vida. Carl Jung sugiere que los sueños
tienen el propósito de restablecer el equilibrio
psicológico del soñador, que ayuda a ver
las cosas desde otro punto de vista
para rectificar en la vida consciente. La tridimensionalidad del
espectáculo toma su relevancia de entrada cuando la pieza utiliza el
equilibrio en las sogas para explorar el paradigma de los sueños
ayudados por los diversos puntos de vista que provee la Sala Carlos
Marichal pese a su montaje frontal. La sencillez de la propuesta de
Ortíz contrasta con su requerimiento físico cuando casi la
totalidad se basa en contrapesos, balance y desplazamiento sobre las
sogas.
El laberinto continúa
coreografiado por Carlos Iván Santos.
Norberto Collazo, Maru Toro, Eloy Ortíz y Ana Inés de la Rosa en "Reflejos en la 385" / foto:@Heriberto Castro |
Inspirado en el evento
multimedial del artista plástico Rafael Trelles Monumento al fracaso (2008), Reflejos
en la 385 es un grito de protesta ante la
contaminación por la chatarra industrial de la CORCO (Commonwealth Oil Refining Company) en Peñuelas. Estrenada en el 2009 y utilizando
la música electrónica de Tato Santiago (comisionada para el
proyecto de Trelles), Santos encamina a la audiencia al desastre
desde su comienzo al proyectar las fotografías de la CORCO de Johnny
Betancourt. Los rostros de la audiencia son iluminados por momentos
por el giro del proyector desde un barril
industrial etiquetado MERKUR sugiriendo la contaminación y
provocando dolor al cegarlos, estos optan por cerrar los ojos
semejando actitudes ante la problemática. Con vestimenta gris
metálica, los bailarines asumen por momentos postura del gigantesco
monstruo y en otros, circunstancias, desenlaces y posturas que como
pueblo hemos tenido ante los desastres de la industrialización en el
presente. Creo ocurrente cuando en la pieza se danza con los ojos
vendados en pura analogía a los que no vemos ante el acelerado ritmo
de vida... donde las prioridades se desvirtúan continuamente. Al
final, aún con la protesta, el monstruo (la industria, el progreso…)
nos absorbe.
Maru Toro como la gerente moralista seducida por el ejecutivo seductor (Eloy Ortíz) / foto: Heriberto Castro |
Lugo, de la Rosa & Rdz / @HCastro |
En una nota más alegre,
el humor del estreno de La_ofi.org
es sencillamente hilarante. Con extractos musicales de El
cascanueces, La bella durmiente y El lago de
los cisnes de Pyotr Ilyich Tchaikovsky y
extracto de Giselle de
Adolphe Adam, la pieza juega con el absurdo de la vida dentro del
marco de labores de una oficina. Dividido en partes (El miqueo/ El
rapeo y mangue/ Affair @ la ofi/ La locura), nos transportamos al
lenguaje del cine mudo donde las expresiones faciales se convierte en
elemento crítico para el mensaje. Así, la ayudante
feliz (Cristina Lugo) baila durante la larga
pieza con una sonrisa continúa y el jefe
malhumorado (Norberto Collazo) se mantiene en
actitud aún en los saltos y giros. Cada segmento tiene su particular
encanto con el destaque de uno u otros personajes maravillando al
público ante las continuas circunstancias que todos en algún
momento de nuestras vidas hemos visto o vivido. La risa es inevitable
desde la aparición de cada personaje hasta el sorpresivo final. La
parte convulsiva de la pieza lo es Affair @ la
ofi cuyo extracto fue presentado en Andanza
en su casa reseñado el 19 de marzo. En esta
ocasión, al estar en contexto en la totalidad de la pieza, el
personaje de la gerente moralista
(Maru Toro) tiene un giro jocoso con el desarrollo de su personaje
ante las seducciones del ejecutivo seductor
(Eloy Ortíz). Aplaudo lo bien logrado y la
capacidad de todos los bailarines transmitiendo la esencia de cada
personaje. Cada elemento era esencial para enlazar el contenido...
desde la dejadez del vago bochinchero
(Steven Rodríguez) hasta la mirada perturbada de la asistente
paranoica (Ana Inés de la Rosa). Quizás un
elemento a considerar es si las personas ubicadas en los laterales de
la Sala podían apreciar la totalidad de las expresiones faciales
ante el hecho de que el montaje es frontal. Desconozco este hecho al
verla desde el frente.
Ana Inés de la Rosa y Eloy Ortíz en "Diez años sin ti" / foto: @Heriberto Castro |
Carlos Iván Santos nos
toma desprevenidos al sumergirnos en la añoranza y el dolor de la
perdida en Diez años sin tí
(estrenada en 2010). Trastocando la altura, anchura y largura
de nuestro corazón y espíritu, la pieza diseñada para la Sala
Experimental, comienza desde el sonido de las
cortinas anunciando el abrir del cielo dirigiéndonos a girar nuestra
mirada hacia lo alto. En tres de las paredes, tres parejas; en los
tres lados, sombras sugieren cruces... y al ritmo del Concierto de piano no. 2 en Fa Mayor, Op. 102, de
Dimitri Shostakovich... el alma mujer se moviliza para
el encuentro... el varón. Con una serie de cargas y balances, la
pieza sugiere la felicidad del encuentro, la dicha de estar juntos en
la sutileza del gozo y el deleite. Complacencia sublime y elevada
donde el toque de los rostros anuncia lo profundo del sentimiento. A
su final y en despedida, lo femenino se eleva hacia unas escaleras y
quedando su sombra... de manera momentanea… durante el transcurso
de su ida; el ádios y el sentimiento de perdida es lo que queda en
la sala mientras en la oscuridad... escuchamos los sollozos de
algunos, incluyendo el que escribe. Los aplausos encantados calmaron
el espíritu y aquietaron el alma para la compostura a lo cotidiano.
Para aquellos que perdimos nuestras madres, la pieza es clara en su
contenido. Admito sucumbir ante la genialidad de Santos en su
coreografía cuya sencillez revuelca el océano de emociones...
aunque la haya visto anteriormente.
Siendo Diez
años sin ti construida para la Sala
Experimental, invito a no perder esta puesta
en escena que repite este fin de semana 11, 12 y 13 de mayo cuál, en
ironía o confabulación, el domingo es el Día de las Madres. Les
auguro una función cuya totalidad dejará su alma abarrotada de
sensaciones memorables.
*Repeticiones de tres:
Sueños recurrentes: 3 varones, 3 "sets" de sogas
Reflejos en la 385: 3 parejas
La_ofi.org: 3 escritorios
Diez años sin ti: 3 parejas, 3 lados, 3
iluminaciones
*Tridimensional: (def.)
de tres dimensiones (ancho x alto x largo)
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