domingo, 2 de marzo de 2014

De la coincidencia y lo inesperado

Por: Heriberto Castro

Lo bello, lo bonito, lo perfecto y a veces, lo imperfecto... incesantemente nos conquista por medio de la habilidad en la ejecución durante una función. Desde la perspectiva del observador justificamos los porqués de las palabras, de los movimientos.... captamos el mensaje y desde la distancia.... aplaudimos. Hacemos conexiones que se entrelazan superficialmente una noche pero nos levantamos al día siguiente con los mismos patrones y estados de inconsciencia. En muchas ocasiones el teatro, el escenario, el baile, el performance tienen esta potestad; nos transportan al vacío de lo perfecto, convirtiéndose la función en un despliegue de egos que con pasión aplaudimos por su carácter extraordinario. Si la propuesta de la ejecución tiene como propósito crear conciencia de una causa o inquietud, a veces se pierde con el aplauso... lo perfecto devora el mensaje y se convierte en un pretexto más que la consciencia utiliza para no abandonar el hábito de lo cotidiano.

Este no fue el caso de la noche de anoche....

Aparentemente por casualidad escuché una conversación que tenía lugar cerca de mí durante el Jameo de Música y Danza en Y no había luz. Era una invitación a un trabajo montado en el Barrio San Antón de Carolina. Siendo que la diversidad de respuestas abarcaba desde la certeza de asistir hasta el pretexto para no hacerlo, me llamó la atención. Cautivo de una conversación que no era asunto mío, observé la invitación entregada, despertando mi curiosidad una foto alusiva al boxeo y el título Manual del Bestiario Doméstico. Al ver la imagen, intervine inoportunamente para satisfacer mi curiosidad.

A pesar de la curiosidad, admito que mi intención era no asistir al evento debido a mis circunstancias, consideraciones, la distancia, la gasolina... las excusas. Pero en mi mente quedó lo del Barrio San Antón y la descripción del lugar donde ocurriría el evento. Así que nuevamente despertó la curiosidad... ¿por qué en el barrio?

A medida que transcurrió el sábado, el recuerdo de mis experiencias en mi propio barrio se apoderó de la tarde y abracé la intención de llegar al Barrio San Antón... no por la posible propuesta del montaje, sino por volver a tener la experiencia de barrio. La tarde desfilaba amarilla con cielo azul, perfecta para visitar las nietas de Nonó en el Barrio San Antón.



La Casa de Nonó, Barrio San Antón, Carolina


A mi llegada y mientras me estacionaba me crucé con un puñado de cinco a seis personas del barrio que caminaban hacia la casa de las nietas de Nonó. Como no estaba familiarizado con el lugar, los seguí hasta toparme con la puerta roja de la casa y el espacio perfecto para una gran reunión familiar. Como había té de limoncillo para los presentes, la espera se hizo corta. Nos invitaron a entrar al espacio que he decidido no describir.

Sin expectativas y abierto a las posibilidades... me dirigí al espacio que había escogido para sentarme cuando nos invitaron a tomar asiento. A medida que me acerqué, otra persona ocupó el espacio. Me dirigí hacia un asiento cercano y ocurrió lo mismo. Sintiéndome como si estuviera en un juego de “musical chairs” tomé un cajón y lo coloqué en una esquina al lado del sistema de sonido. Me indicaron que no podía sentarme allí, y me señalaron la posibilidad de acomodarme en la pared contraria entre dos personas. Me dirigí hacia el espacio decidiendo sentarme mejor en la esquina... al lado de la puerta. La función iba a comenzar, se apagó la luz... se abrió la puerta... y una de las nietas me dijo al oído “por favor, muévase... no puede estar ahí”. En ese instante me pregunté si hice bien en llegar al barrio, pero como estaba oscuro, no tenía la posibilidad de irme. Sólo alcancé a llevar el cajón al espacio que me señalaron originalmente entre las dos personas... a oscuras y casi por tacto. Una vez ubicado, se escuchó el sonido de los autos en la carretera... silencio, seguido por más sonidos y las luces de los autos. Miro la pared donde originalmente quise sentarme, el espacio pintado de blanco. Me calmo, escucho... más sonidos de autos en la carretera y el despliegue de patrones lumínicos en movimiento en aquella pared. Impresionado por los patrones, le comento a la persona a mi lado... “los patrones... ¡que brutal!”. A medida que observo los patrones, profundizo... entro en un mar de recuerdos de mi niñez; hasta llegar al recuerdo del espacio donde dormía en la casa de mi abuela paterna, a quien apenas conocí... En ese momento entendí que mi aventura del “pase misín” para ubicarme en aquel lugar preciso no había sido casualidad, que mi experiencia del Manual del Bestiario Doméstico comenzó en el preciso momento en que escuché la conversación en “Y no había luz”. ¡Incluso los nombres de los espacios parecerían haber conspirado para que yo tuviera mi experiencia con Las Nietas de Nonó!


Lo experimentado en el Callejón Juan Ojeda del Barrio San Antón fue muy personal para quien lo presenció; estuvo lleno de momentos mágicos y de sincronía: caballos que pasaron oportunamente por el barrio en el momento escénico donde se utilizó el sonido de una carrera de caballos y hasta intervenciones de vecinos que añadían lectura a la propuesta. Los eventos inesperados parecían confabular con la intención de la producción... provocaron sentir lo que significa vivir al margen ante la opresión de lo institucionalizado.


Las Nietas de Nonó (Lydela Leonor y Michelle Nonó) presentan una mirada honesta basada en sus propias experiencias que provoca reflexión. Anoche quedó atrás lo perfecto, lo bello, lo hermoso para entrar al mundo de la sincronía. La sincronía provoca pensar si la propuesta, más allá de tener sentido real, nos invita a tomar consciencia y reflexionar hacia donde vamos como pueblo... como nación.

Sin prometer que los mismos eventos se repetirán, pero garantizando una experiencia personal que no encontrará en el escenario tradicional, les exhorto a presenciar el Manual del Bestiario Doméstico. Éste se repetirá los sábados 8, 15, 22 y 29 de marzo a las 7:00 de la noche (donativo: $7.25). Pido su comprensión ante la falta de fotos y descripción de la pieza. En esta ocasión, sería imperdonable arruinar la magia de lo inesperado.

Debido al espacio limitado, les exhorto a reservar, llamando al 364-0047 ó 675-8771


Puntos de referencia para llegar al barrio...


Dirección desde Santurce:
* Si transita el Expreso Baldorioty de Castro en dirección a Carolina, le recomiendo quedarse en el carril del centro para no desviarse a la derecha para Plaza Carolina ni a la izquierda para la 66 hacia Fajardo. Sigua la Baldorioty hasta el final, verá un letrero que dice Saint Just y luego el semáforo donde debe virar a la izquierda y continuar hasta el próximo semáforo donde voltea a la derecha (por ahí cerca esta Cesco). Esa es la Carr. 848. Continúe directo todo el tiempo, y después de pasar la cancha del barrio que queda a mano derecha (va bien, vaya lento que está cerca), se va a encontrar con Chiky Auto Part. Luego de Chiky, tome la próxima entrada a mano izquierda: ése el Callejón Juan Ojeda… en la primera parcela está la Casa de Nonó.

Dirección desde Trujillo Alto/Rio Piedras:
*Si transita el Expreso de Trujillo, doble en la intersección de la Carr. 848 (la entrada tiene un McDonalds y Popeye’s). Si viene de Trujillo Alto/Cupey doble a la derecha. Si viene de Rio Piedras doble a la izquierda. Una vez esté en la Carr. 848 sigue por unos 5 minutos y doble a la derecha en la Calle Juan Ojeda (tiene un banderín) Si pasa Chiki Auto Parts quiere decir que se pasó.